jueves, 15 de abril de 2010

Nature, in anger at climate change

La naturaleza advierte cambios. Sequías, intensas olas de calor, rápido derretimiento de los polos. El calentamiento global de la Tierra y la acción del hombre están provocando la furia de la naturaleza y no sólo en lo referente al clima, sino también a las especies animales.

El cambio climático se acerca cada vez más. Sin embargo, a pesar de lo que se cree no es un fenómeno nuevo. A lo largo de la historia no han dejado de sucederse este tipo de fenómenos, por lo que podría decirse que forma parte de la vida de la Tierra.

Sin embargo, el cambio climático al que asiste el mundo actual tiene una característica que lo diferencia del resto, y es que se produce a una velocidad mil veces mayor que las anteriores. Según los expertos sería muy difícil poner freno al cambio climático por falta de capital. La concentración en la atmósfera de dióxido de carbono (CO2) ha crecido notablemente en los últimos años a causa de la quema de petróleo, gas natural y carbón. Desde el Instituto Nacional de Meteorología los expertos alertan de que "todos los cambios del clima tienen su origen en alteraciones de balance entre la radiación que la Tierra recibe del Sol y la que devuelve al espacio", pero ha sido precisamente las emisiones de CO2 las que han destrozado este equilibrio. Por ello, muchos expertos aseguran que éste, podría ser el primer cambio climático de la historia en el que la mano del hombre ha tenido una fuerte incidencia. Algunos científicos también aseguran que si se cumplieran las exigencias del Protocolo de Kioto tan sólo se reduciría la intensidad del impacto del cambio en unos 20 años.
España, un desierto

El cambio climático puede tener serias consecuencias en el mundo. De hecho, en España podría producirse una desertización severa en 100 años si no se frenan los incendios. "La tendencia a la desertización empeora y las políticas para evitarlo y remediar los efectos no son apropiadas", ha asegurado el director de la Red Internacional de Agua, Medio Ambiente y Salud de la Universidad de las Naciones Unidas, Zafar Adeel. También ha dicho que "la desertización es un problema mundial que afecta a alrededor de 2.000 millones de personas en todo el mundo y que tiene graves consecuencias sociales y económicas. Es un problema que afecta a muchos más países de lo previsto hace sólo diez años".

La desertización podría afectar en mayor medida al África subsahariana, las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central y a Oriente Medio. Según evaluaciones del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente una extensión similar a la de toda América (unos 33 millones de kilómetros cuadrados) se encuentran en riesgo de desertización. España, según estas evaluaciones, se sitúa como el país europeo con más extensión de zonas con riesgo de desertización.

El territorio español sufre una desertización alta en más de un tercio de su superficie si se suman todos los parámetros, erosión, frecuencia de incendios y condiciones climáticas. A ello, se suman las prácticas agrarias, el uso excesivo de los productos agrícolas o el uso inadecuado del riego.
El termómetro, al alza

Las temperaturas no han dejado de subir. Cada verano los termómetros alcanzan temperaturas que asfixian a millones de personas. El año 2003 ha sido considerado el más caluroso del siglo, pero desde entonces las temperaturas no han dejado de sofocar cada verano.

El verano de 2006 ha sido el sexto año más caluroso desde que se tienen registros. De hecho, se produjeron más de tres olas de calor en toda Europa. Ha sido uno de los veranos más calurosos para Alemania desde el año 1990. Polonia también afectado por las olas de calor, registró las temperaturas más altas desde hace casi 230 años. En España, las incesantes olas de calor se han cobrado en 2006 más de 15 vidas. Según los expertos estas altas temperaturas son tan sólo un indicio de lo que se avecina, pues las olas de calor serán cada vez más frecuentes debido al calentamiento global que está sufriendo la Tierra.

La tendencia es que aumenten las temperaturas en verano y que se produzca un incremento de las temperaturas medias. La Nasa asegura que el calentamiento global se ha desarrollado sobre todo en el Ártico, lugar donde la temperatura media ha aumentado cerca de 2,5 grados sobre la media en 2005. El hielo del Ártico podría desaparecer alrededor del 2040. Si desapareciesen por completo los glaciares el nivel de mar podría elevarse cerca de seis metros, lo que provocaría la inundación completa de ciudades como Londres. Miami o Bangkok podrían verse reducidas en poco tiempo a grandes masas de agua. Además, la ausencia de hielo podría provocar que ciertas zonas se volvieran excesivamente calientes.

Según científicos de la Universidad de Ohio los glaciares y cumbres nevadas de América de Sur y África podrían quedar aparcadas en el recuerdo en un plazo de tan sólo 15 años. Se ha derretido un tercio de hielo del monte Kilimanjaro, puesto que ya ha perdido el 82 por ciento de su superficie helada. La cantidad de agua fría que quedaría liberada junto con el derretimiento del hielo pondría en peligro el corte de la corriente del Golfo, que protege a Europa del Este de padecer un clima totalmente glaciar. Sin embargo, el hecho de que pudiera producirse una glaciación al más puro estilo de las películas de Hollywood no está tan claro para todos los científicos.
Una glaciación

Una glaciación es un periodo geológico que se caracteriza por el enfriamiento de la Tierra, durante el cual los hielos glaciares cubren gran parte de la superficie terrestre, más allá de las regiones alpinas y polares. Según los expertos si se continúa emitiendo CO2 al ritmo actual se podría originar una edad de hielo en un máximo de tiempo de 100 años (en vez de mil años).

Asimismo, el cambio en el clima también está afectando claramente a la fauna. A causa del calentamiento global los osos han dejado de hibernar según ha declarado la Fundación Oso Pardo. Este fenómeno se está produciendo con mayor medida en las osas. Lo mismo les está ocurriendo a los osos polares. "Si el invierno es suave, a las osas les compensa salir a buscar alimento porque les es energéticamente rentable". Los expertos aseguran que con el cambio climático las cosas empezarán a cambiar, consecuencia de una naturaleza que lleva miles de años dormida.

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